He aquí el resultado:
190 gr de harina
150 gr de azúcar
1 huevo
100 ml de aceite de girasol
120 ml de buttermilk (si no tenéis buttermilk, se puede preparar mezclando 120 ml de leche con 1/2 cucharada de zumo de limón, esperas 5 minutos y ya está la leche cortada como buttermilk)
1/2 cucharadita de bicarbonato de soda
1/2 cucharadita de sal
1 cucharadita de vinagre blanco
4 cucharadas de dulce de leche + un poco más para rellenar
1º Precalentar el horno a 180º y preparar los moldes de papel. Tamizar la harina con el bicarbonato y la sal. Añadimos el azúcar.
2º Batir el huevo, el buttermilk, el aceite y la cucharadita de vinagre en otro bol.
3º A continuación, añadir la mitad de la mezcla líquida a la de harina, y batir bien hasta que quede una mezcla homogénea, incorporamos las 4 cucharadas del dulce de leche y volvemos a mezclar.
4º Repartir la mezcla en los moldes y hornear 20 minutos, para ver si están hechas las pinchamos con un palillo.
5º Luego sacamos y las dejamos en el molde unos 5 minutos sobre una rejilla para que se enfríen.
6º Una vez frías, con un descorazonador de manzanas o un cuchillo y mucho cuidado, las vaciamos, le ponemos una cucharadita de dulce de leche y volvemos a tapar.
200 gr azúcar glas tamizada
175 gr mantequilla a temperatura ambiente
2 cucharadas de leche
3 o 4 cucharadas de dulce de leche (depende de si os gusta más o menos dulce)
1º Batimos la mantequilla y la leche hasta que quede una mezcla cremosa y añadimos el azúcar glas en dos veces.
2º Agregamos el dulce de leche y batimos durante 3 minutos hasta que sea homogéneo.
Si veis que se queda poco homogénea la mezcla, añadidle un poco más de azúcar glas tamizada y volver a batir.
Para decorar usé una boquilla Wilton 1M (sí, llamadme clásica jajajaja) y nonpareils blancos.